No existen recetas milagrosas para eliminar el polvo de tu oficina de forma definitiva. Pero sí que hay buenos hábitos para ponerle remedio. Acostúbrate, por ejemplo a:
Comienza por la pantalla: utiliza un spray o
toallitas sin alcohol, que atraparán el polvo. Después pasa un paño de microfibras para retirar los restos.
En el teclado, ratón o teléfono fijo: utiliza spray de aire comprimido para retirar el polvo y utiliza toallitas desinfectantes para eliminar los gérmenes (sobre todo del teléfono).
Para las demás superficies, pasa un paño con un producto de limpieza adaptado al material.
Generalmente, para tener un aire sano, respirable y motivador, ventila tu oficina. Abre las ventanas, si es posible, para regenerar el aire y expulsar los microbios.
También puedes usar ambientadores y difusores, siempre que no molesten a tus compañeros.